Respecto a los posibles efectos de la reelección de Donald Trump en la política migratoria y su impacto en los migrantes mexicanos en Estados Unidos como en México, el doctor Guillermo Luévano Bustamante, coordinador de la Maestría en Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), comentó que republicanos y demócratas no han llegado a un acuerdo formal para su regularización, lo cual mantiene en situación vulnerable a ese sector de la población.
Explicó que mientras que el expresidente Barack Obama optó por un mecanismo más institucional, a través de la revisión de casos individuales, la administración de Trump ha implementado un enfoque agresivo y estereotipado hacia los migrantes, especialmente mexicanos, pues ha creado una percepción negativa y generalizada hacia esta comunidad.
“Independientemente de quién gobierne, tanto demócratas como republicanos han evitado impulsar un acuerdo formal para la regularización de personas en migración”, señaló Luévano y agregó que, debido a ello, esa población ha tenido que enfrentar constantes desafíos en la lucha por sus derechos.
También destacó que, aunque la mayoría de los mexicanos en Estados Unidos tienen un estatus migratorio regular, la retórica de Trump ha incentivado la estigmatización y vulnerabilidad de esta población, pues el discurso del presidente electo de EEUU tiende a catalogarlos como criminales o traficantes, lo que los obliga a ocultarse de la vida pública y a evitar el contacto con las autoridades, incluso aquellos que tienen estatus legal.
Este fenómeno aumenta el riesgo de que sus derechos humanos sean violentados en ámbitos laborales y en el acceso a servicios. “El discurso de Trump no sólo endurece las políticas migratorias, sino que empuja a los mexicanos a la clandestinidad”, afirmó Guillermo Luévano.
Señaló que las políticas de Trump también tienen consecuencias significativas para México, pues el endurecimiento en el paso de la frontera y la posible reducción de flujo de migrantes el país del norte pueden convertir a México en un “tercer país seguro”.
Esto implica que los centroamericanos que buscan llegar a EUA se vean obligados a realizar sus trámites desde México, lo que podría crear un “tapón” en la frontera, lo que representaría un gran reto para el gobierno mexicano, que deberá implementar políticas de inclusión y adaptación sociolaboral para una población creciente.”Es fundamental que el gobierno mexicano desarrolle políticas de integración para enfrentar los desafíos derivados de la política migratoria estadounidense”, indicó Luévano y sugirió la necesidad de un enfoque proactivo y multifacético.