A fin de evitar riesgos a la salud de la población que consume agua purificada y hielo, la Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios (COEPRIS), lleva a cabo la vigilancia sanitaria de estos productos a fin de que sean de calidad y cumplan con las disposiciones químicas y bacteriológicas.
En total se tienen registradas en el estado 466 plantas purificadoras de agua, 16 máquinas automáticas y 26 fábricas de hielo; tan sólo en la capital existen 245 plantas purificadoras, 3 fábricas de hielo y 1 máquinas automática de agua.
Cada planta purificadora, es sometida al proceso de verificación cada dos meses, con la finalidad de dar cumplimiento a la NOM-201-SSA-2002 y la NOM-120-SSA1-1994.
Para cumplir con los requisitos que establecen las normas, las purificadoras de agua deben contar con un área de llenado de garrafones que debe estar cerrada y aislada, el lavado de garrafones debe estar instalado dentro de la planta, la cisterna debe contar con 10 centímetros por encima del suelo a fin de evitar contaminación o filtración, el control del proceso que debe llevar la empresa, debe abarcar desde la determinación del cloro residual en la cisterna, hasta la obtención del producto terminado.
De enero a la fecha, se han realizado 732 verificaciones sanitarias, 932 muestreos de agua purificada y hielo para su estudio bacteriológico y 219 muestreos para determinación de flúor, dando como resultado la aplicación de 276 amonestaciones y 65 suspensiones temporales a igual número de establecimientos por malas prácticas de higiene.
En lo que respecta a las plantas de llenado exprés, durante las verificaciones se constata que lleven a cabo la limpieza de los garrafones que presentan los usuarios, misma que se realiza con detergentes especiales, líquidos, germicidas, fungicidas y antiespumante.
La Secretaría de Salud a través de la COEPRIS, recomienda a la población conservar limpios sus garrafones, principalmente aquellos que son llenados en máquinas automáticas, de igual forma, solicita se denuncie la existencia de malas prácticas de higiene en el llenado de garrafones, o bien, de agua que a simple vista no se encuentre limpia.